Hay verdades evidentes que no necesitan ninguna demostración. Pero porque son evidentes escapan a nuestra atención. Por ejemplo, nadie negará la importancia de estar vivo. Nosotros queremos estar vivos, y sin embargo olvidamos respirar, tenemos miedo de movernos, y somos renuentes a sentir. Otra verdad evidente es que la personalidad se expresa a través del cuerpo tanto como a través de la mente.
Un individuo no puede ser dividido en una mente y un cuerpo. Sin embargo nuestros estudios de la personalidad se han concentrado sobre todo en la mente abandonando relativamente el cuerpo. Los principios y práctica del Análisis Bioenergético se basan en el concepto de una identidad funcional entre la mente y cuerpo. Esto significa que un cambio en la personalidad está condicionado a un cambio en las funciones del cuerpo. Las dos funciones que son más importantes a este respecto son la respiración y el movimiento. En la persona emocionalmente enferma estas dos funciones están perturbadas por tensiones crónicas musculares. Estas tensiones son la contrapartida físiológica de conflictos psicológicos. A través de estas tensiones, los conflictos se estructuran en el cuerpo como una restricción de la respiración y una limitación de la motilidad. Sólo soltando estas tensiones, y resolviéndose los conflictos, puede haber allí una mejora significativa en la personalidad.