Bioenergética y grupo

El objetivo de estos talleres es proveer una conexión auténtica con uno mismo y con los otros. 

La conexión virtual, a través de las redes sociales, es lo opuesto a la conexión real que permite comunicar nuestras necesidades, sentimientos, pensamientos y deseos. Es una comunicación superficial y parcial, donde prima la imagen que intentamos dar de nosotros mismos más que la realidad de lo que somos y sentimos. El resultado de esta paradoja es que estamos más “conectados” pero también más solos. Más dispersos y menos concentrados. Más dependientes de la imagen y menos en contacto con nuestro mundo interno, reduciendo también la intimidad en las relaciones.

En estos talleres llevaremos la atención hacia nosotros mismos, hacia lo real: lo que pensamos, lo que sentimos, lo que ocurre en nuestras relaciones y lo que hacemos. Cómo funcionamos y qué necesitamos revisar. Qué necesito y qué nuevos recursos puedo incorporar para vivir mejor. 

Para ello utilizamos las herramientas prácticas del análisis bioenergético: el intercambio verbal, la atención a las sensaciones y a la respiración, su utilización como recurso de la regulación emocional, la identificación de los patrones posturales y su incidencia en los estados crónicos de tensión, la identificación de las reacciones emocionales asociadas a las situaciones vitales y su gestión, la identificación de los patrones de conducta.

Las prácticas facilitarán la reducción de las tensiones, la adquisición de recursos para tranquilizarse, concentrarse y observar de qué manera percibimos y afrontamos las situaciones difíciles al cambiar el estado de vitalidad y emocional, cambiando la postura y recibiendo apoyo, escucha y comprensión.

La dinámica del grupo se basa en la confidencialidad, el respeto y el apoyo emocional. Las interacciones grupales son reguladas y moderadas por el terapeuta. Excluyen, por norma, el juicio sobre los sentimientos propios y de los demás. Lo que sentimos no es bueno ni malo. Sentir vergüenza y no mostrarse, o sentir rabia y no saber cómo canalizarla, por ejemplo, son dificultades para trabajar y no para juzgar como defectos, atentando contra la autoestima. Sólo de ese modo podemos encontrar apoyo y herramientas para aumentar el bienestar.

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